viernes, 20 de diciembre de 2024
Felices Fiestas 2024/25
viernes, 13 de diciembre de 2024
El jefe
Allí estaba mi jefe con su erección bien patente y sin saber qué decirme, no era la primera vez que me hacía la loca, le dejaba los informes encima de la mesa, y sin decir nada volvía a mi lugar de trabajo.
Esta vez, fue diferente, sabia de sus andadas, le gustaba mucho jugar con fuego, pero quién era yo para decirle algo, yo solo era su secretaria, y aunque como jefe no tenía ninguna queja, la verdad le veía un hombre demasiado sexual.
Aquel día cuando le vi de pie con esa inmensa erección, mis ojos no pudieron evitar ir a sus partes púdicas y quedarme como una boba con la boca abierta, las carpetas que llevaba se me cayeron al suelo.
En ese instante pensé tierra trágame, que hago ahora...
No me dio tiempo a pensar más, él estaba delante de mi agachado recogiendo las carpetas y yo de pie como una estatua de sal.
-Perdón, no sé qué paso, lo siento, déjeme las recogeré y lo dejaré todo en orden Señor.
-No importa, Luz ya las recojo yo, puede retirarse.
Salí del despacho más colorado que un día de calor sofocante, me fui al baño y me eche agua en toda la cara, no sabía si mi sofoco era por la vergüenza o por ver a ese hombre en todo su esplendor.
Nunca se sobrepasó en lo más mínimo y jamás le vi ojos de lujuria mirándome, verle asi excitado me hizo pensar ¿cuál sería el motivo de ese estado tan acalorado?
Pasaron varias semanas y no volví a ver a mi jefe fuera de sí, guardaba las formas y todo funcionaba igual que siempre, aunque algo había cambiado en mí, mis ojos ya no le miraban como jefe sino como un hombre muy deseable, la verdad que mi mente me estaba jugando malas pasadas, no quería meterme en un fregado que no sería nada bueno para mí, pero mi curiosidad me llevo hacer algo impensable.
Esa mañana me había propuesto seducirle, para ello me armé de valor y cuando llamó por el interfono para llevarle unos informes me dije ahora o nunca.
Llame a la puerta y espere lo establecido, abrí y allí estaba él sentado detrás de su escritorio con ese porte interesante, su traje y sus gafas le daban un toque personal muy atractivo y esa barba me excitaba lo más.
Él no esperaba mi reacción y cuando me vio abalanzarme hacia él sus ojos detrás de los lentes eran aún más grandes de sorpresa, yo no retrocedí ni un paso, estaba dispuesta a ver y sentir lo que hace semanas intuí.
Pero no esperaba su reacción, se levantó, y muy educadamente me dijo:
-Señorita, si está mareada podemos llamar al médico o llevarla a la enfermería, será mejor que salga y tome un poco el aire, ya reviso los contratos y más tarde se los llevo a su mesa. Gracias por su trabajo.
No me lo podía creer, ese hombre me había rechazado y encima, con elegancia, más humillada, no podía estar.
Salí del despacho, derecha otra vez al baño, esta vez mi acaloramiento no era por ver su erección, sino por ver a un hombre que no se aprovechó de mi lujuria.
Desde ese día, diré que a mi jefe le admiro más, no sé si mis fantasías se cumplirán, pero ahora sé que es un hombre formal.
PD. Esta historia, podría ser verdad, los personajes son ficticios, en esta ocasión he querido dar un giro al acoso masculino que lo hay, pero también al contario y todavía existen hombres que ante una situación evidente saben actuar no en beneficio de ellos, sino con respeto y como en este caso con elegancia, de no dañar ni humillar.
Campirela_
jueves, 5 de diciembre de 2024
Mi boca
Mi boca es una hoguera
de lumbre y brasas
en un mar de deseo
Quizás no nos parecemos
pero es lo que nos unió...
Que tú estés siempre ardiendo
que yo me encienda a tu tacto.
Que mi mirada sea febril
voy tras tus pasos
mis gemidos están llenos de ti
de deseo, de placer.
De besos inquietos, detrás de tus labios
encuentro en tus caricias
al hombre y al niño
el que hace que mi remanso
sea una vereda de paz.
Con tu celo y maestría sexual
Me has enseñado a morder
el borde de la luna
a probar el fruto prohibido
a pedirte permiso
para colmar mi sed.
Exquisito es el alimento
que me brindas
cada mañana
para satisfacer
mi apetito y gozar
tenerte de nuevo otra vez.
Campirela_
viernes, 8 de noviembre de 2024
Sentirte
Se visten de fuego mis ojos
para contemplar tu altar
mis manos hacen suya tu intimidad.
Soy el suspiro discreto
que besa los secretos de tu piel
mi boca viciosa saborea tus ganas
con mis ansias de mujer.
Te he sentido en la calidez húmeda de mis sueños
donde el tiempo no existe
donde yo solo pongo el final.
Cuando estoy en el manjar
que se cobija en tus entrañas
no existe un ¡detente!
Todo es, todo ocurre en un pragmático instante
hasta que nuestras almas pecadoras
y perversas eyaculan felicidad.
Son tan intensos y excitados
los gemidos que hasta en el infierno
se sobrecogen de la lava que dejamos derramada.
Mojamos de rocío a las nubes
que hay en el cielo
y en el dorado vicio de poseernos
nuestras almas suplican...
Volvamos a comenzar de nuevo.
Campirela_
sábado, 26 de octubre de 2024
Una noche diferente
REGALO
La tromba de agua que nos cayó encima hizo que llegáramos empapados a casa ⎯¿Por qué no nos bañamos primero? ⎯ Sugirió mi pareja ⎯Claro es buena idea. Nos desvestimos y nos dirigimos a la ducha juntos.
Muchos dicen que a pesar del tiempo que llevamos juntos, aún parecemos novios o recién casados.
Una vez en la ducha comienza el juego de calentamiento, un besito por aquí, otro por allá; una palmadita, tal vez un apretón; una chupadita en los pechos; yo le pongo el jabón a él y aprovecha para acariciarme hasta el último rincón de mi preciosa existencia; y aunque ese jugueteo me calienta enseguida, no pasó más, terminamos de bañarnos, nos secamos y aún desnudos nos fuimos a la cama. Él cogió el portátil y yo un libro, este tenía unas escenas eróticas bastantes subidas, fue en una de ellas, que comencé a removerme en la cama. Mi pareja me dirigió una mirada, y vio que mi cara quería algo, su mano la llevo a mi entrepierna, estas se abrieron ampliamente mientras me masturbaba.
Mi excitación iba en aumento al igual que la de él, una de las fantasías que queríamos compartir era la confianza que teníamos el uno en el otro. Después de calentarnos y darnos unos minutos de placer, decidimos que sería una buena idea dejarnos llevar por la iniciativa del otro. Fue así como me ato las manos a la cama y me puso un pañuelo en los ojos. Desde ese momento estaba a su merced. Oí, como salió de la habitación, fueron unos segundos, cuando de repente sentí, algo sobre mis pechos, frío. Confía en mí, estos hielos pondrán tus pezones erectos tan duros que serán una golosina para chuparlos. Fue, raro, oír la voz sin verle, su tono era diferente y aquellos hielos hicieron su cometido, mis pezones eran estalactitas. Aquel collar de perlas, que me regalo para mi cumpleaños, lo sentí entre mis muslos, llegando a mi pubis, en él hizo su parada, abriendo mi intimidad, lo paseo con delicadeza, sentí cada bolita como llegaba hasta mi clítoris y hacía que este palpitara de gozo. Mi cuerpo ardía, pues el placer era tan intenso que desee algo más. Despacio, me dijo, hoy te haré disfrutar de diferente manera, goza, solo tienes que sentir, dejarte llevar. Nunca habíamos practicado este tipo de sexo, aunque lo pensamos muchas veces, hoy sería mi estreno como sumisa, me costaba aceptar estar allí atada y no poder participar en el juego erótico, pero estaba siendo un aprendizaje placentero. Sus dedos penetraron en mí, sin previo aviso, sentí una ola de elixir recorriendo mis piernas, su voz se había transformado, no la reconocía, era más ronca, sus dedos más fuertes, entraban en mí como visitantes, no como Amo. Cuando fui hablar, note que me ponía una mordaza en la boca, gire la cabeza, pero no me dio tiempo, sentí una asfixia, me calmo mi pareja, diciéndome que todo estaba bien, que gozara, que no pasaba nada. En ese momento me tranquilicé, en mi cuerpo no había un hombre, era dos, recorría mis senos con la yema de sus dedos, el otro seguía con su juego de manos, llevándome al límite del placer. Sentía correr lágrimas de satisfacción sobre mis mejillas, mis brazos me dolían de querer soltarme. Mis orgasmos eran uno detrás de otro, no podía creer que tal placer existiera, mis pechos eran amasados y acariciados dependiendo de quien los tocara. Al igual que mi vagina, ya no tenía más jugos dentro de ella, cada masturbación era una agonía delirante, hasta que me quitaron la mordaza y pude decir basta. Sus labios se posaron en mi boca y nuestras lenguas jugaron a desearse, fue cuando en mí, otra entrada, una lengua acariciaba mi clítoris, mi gemido fue tan intenso, que mi cuerpo se desvaneció de placer. Aquella noche descubrí que el sexo se puede vivir de muchas maneras. Campiela__
sábado, 12 de octubre de 2024
Deseos
Rápido entre el misterio de la noche Deseo ser liberada De toda la complejidad Sostenida en la vida Sea la adicción de un anhelo, A tener el placer deseado Donde el corazón siente por el corazón, Deseando que ambos ardan, Pareciendo que ambos sienten. ¿Cómo voy a volar? Sí, me refugio entre tus brazos Brillando por cada poro de mi piel Turbulenta dicha, del pecado ¡Deseo, placer, lujuria, tú eres todo eso!
Rocío entre mis piernassenos proclamando tus manos
la noche irrumpe el silencio
Campirela_