Arde la noche
Tu nombre es chispa,
mi boca, yesca.
Cada palabra que me das
enciende la leña de mi pecho
y me convierte en incendio.
No quieres mi paz
quieres mi guerra de caricias
y mi tormenta de suspiros.
Me abres como se abre un secreto,
con la lentitud de quien sabe que el deseo es rito.
Mi boca te desea,
mi piel arde
y tú, mi delirio,
me quemas en esas llamas que son pecado,
pero que asumo con penitencia,
que no es otra que volver a quemarme.
Si ardes, me acerco.
Si pecas, me hundo contigo.
No hay cielo que me tiente
más que tu infierno de caricias.
Te quemas porque me enciendes
porque tu cuerpo es mi altar
y mi gemido, mi oración.
No hay redención en tu abrazo,
solo la condena de volver a pecar contigo.
Campirela_
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