Allí estaba, un día más detrás de la puerta, esperando que él llegara.
Esta vez sería diferente, estaba cansada del mismo juego, algo tendría que hacer para que su convivencia volviera a tener esa pasión , ese deseo perdido de un tiempo pasado.
Hoy sería diferente, cansada estaba de jugar a ser la dulce colegiala hoy sería ella misma, la mujer sensual que se sentía.
Su lencería era fina, su color negro, el maquillaje de terciopelo, su cuerpo lo baño en agua jabonosa y perfumada. Preparada para gozar de sus cuerpo.
Se encendió un pitillo, se colocó de espaldas detrás del pórtico, a esperar que él apareciera , cubriendo tan solo una parte de su figura.
Exaltada, pensando que al girarla viera sus senos tersos y endurecidos al descubierto, hacía tanto tiempo que no los enseñaba que al primer roce de sus labios se derrumbaría, en su mente así lo sentía.
Allí esperaba, embriagada de deseo pasional, como las llamas ardientes de un volcán.
Campirela_