viernes, 19 de septiembre de 2025

Te pienso en voz baja

 



Te pienso en voz baja

tus silencios me desarman

tus manos ceden al tacto lento.

Eres el suspiro que se queda a dormir en mi cuello

la promesa que recorre mi espalda

y esos dedos tuyos, que solo saben

conjugar el verbo *DESEAR*.

Mis noches no duermen,

se despiertan en tu nombre

con el recuerdo tibio de tu piel

que aún no conocen

pero imagino, como aquel

que pinta con  obsesión con los ojos cerrados.

Te miro en sueños

y tú me hablas, con tus silencios

con palabras que no se dicen

solo se piensan.

Tus manos jamás me han tocado

sin embargo, mi cuerpo las recuerda

como si en otra vida 

ya me hubieras dibujado.

Despierto imaginando 

como sería tu aliento danzando por mi ombligo,

cómo serían tus jadeos temblando

al borde de tu sonrisa.

 En ese despertar me quedo

tendida sobre mis sábanas 

imaginando como serás en realidad.

Como quien memoriza estrellas invisibles

y ya sabe en qué rincón del cielo brillan.

No te conozco, pero te siento en mí.

Campirela_


viernes, 12 de septiembre de 2025

Deslizante

 



El hoy no se anuncia,

se desliza entre las horas como un secreto compartido.

Hay algo en el aire,

una vibración sutil que despierta mi piel

y la memoria de lo que aún no ha pasado.

No hay urgencia,

solo esa cadencia lenta que invita a quedarse,

a mirar sin prisa,

a rozar sin tocar del todo.

El deseo no se nombra,

pero se cuela en cada gesto,

en cada pausa que se alarga más de lo necesario,

como si el tiempo supiera que esta noche

no se mide en minutos,

si no en latidos.

Y tú,

tú eres esa presencia que enciende sin hacer ruido,

esa promesa que no se dice,

pero que arde.

Esta noche seré piel,

seré sombra,

Seré fuego que no quema,

pero deja huella.

Campirela_

viernes, 5 de septiembre de 2025

Fuego en tus labios

 



Fuego en tus labios, me llama, me quema

me arrastra sin miedo, sin pena, sin pausa.

Tu boca es esa promesa, es mi rito, pero también mi condena

y yo, fiel creyente, me entrego a tu escena.

Te deseo con hambre, con sed, con delirio

como el mar a la luna, como el sol al estío.

No hay tregua en mi cuerpo, ni razón en mi  juicio

solo tú, solo ahora , solo el delicioso vicio.

Fuego en tus labios, incendio sagrado,

me quemas sin prisa, sin tregua, sin daño.

Tu boca es un templo, mi fe, tu pecado,

y yo, peregrina, me pierdo en tus labios.

Tus manos me buscan, me esculpen, me elevan

mi alma se rinde, y mi cuerpo se entrega.

Desearte no es un juego, es fe que se revela

es perderme en ti, donde todo mi ser se quema.

Fuego en tus labios, mi cruz y mi gloria

no hay reglas contigo, ni miedo, ni freno,

tan libre el deseo, tan noble el pecado.

Fuego en tus labios, mi cielo terreno,

mi noche sin luna, mi todo robado.

Campirela_